ECOALDEA ANTHAKARANA, QUINDÍO

La familia de Orlando Bahamar Rivera y su esposa Deyanira, junto con sus hijos Oriana del Mar y Nicolás del Camino, causa a todos quienes les conocen una inusual sensación de unidad cordial y constructiva. Ese amor que emanan y cultivan como un jardín es la base fundamental de su proyecto comunitario, artístico y espiritual, proyecto que empezó a afirmarse en el plano físico cuando este grupo de teatreros y pedagogos adquirieron una tierra rodeada de dos quebradas de agua en una de las montañas que dominan el valle de Armenia, en El Quindío, en lugar recogido y con hermosas vistas.

En este momento, los dos miembros adultos de la familia todavía ejercen su profesión de maestros en Armenia, pero ya llega la jubilación antes de un año, y la posibilidad de dedicarse enteramente a la ecoaldea. Por ahora, sólo suben los fines de semana.

Esta familia se hizo muy conocida por sus actuacionres teatrales y rituales en lo que ellos llaman “Teatro Sagrado en honor a la Madre Tierra”, Han tenido una activa participación artística y ritual en los tres “Lamados de la Montaña” que se han hecho hasta ahora.

Hubo una etapa de mucho trabajo, en la que construyeron lo que ellos llaman el “comedor comunitario”, se hicieron amigos de los siete u ocho habitantes vecinos y están realizando periódicamente encuentros de transmisión de saberes en el hacer con ellos, además de buscar juntos soluciones a los problemas de la vereda. Uno de los campesinos locales, Vicente, ya es, prácticamente, un miembro más de la Comunidad.

Otra pareja está regresando de Eslovenia para unirse, y está en venta el terreno vecino para ampliar el espacio. Las fotos que hemos colocado describen bien lo que hay, así que nos concretaremos a hablar de sus sueños y proyectos.

Pero el único comunitario permanente y pionero de la Ecoaldea es el chivo Homero, que les regaña con insistentes balidos cuando se van. Ya establecidos, piensan conseguir otras cabras que le acompañen. La familia ya está creando huertas alrededor de la casa. Hay una linda cascada cerca.

HE AQUÍ, EN LAS FOTOS A CONTINUACIÓN, el terreno que se puede adquirir para ampliar nuestra ecoaldea, con su casa y corral de cabras.

El terreno vecino, bastante grande y despejado, junto a un bello bosque, está a la venta con una sólida casa d ladrillo y n gran corral de cabras . Es una posibilidad para quienes quieran comprarlo conjuntamente, en el tipo de tenencia de tierra que les parezca bien escoger.

Otra posibilidad es un voluntariado-aspirantazgo de dos años, compartiendo el Comedor y los espacios colectivos ya existentes, y alojándose en pequeñas cabañas-dormitorio que los dueños del terreno están dispuestos a construir, para que nadie tenga que hacer otra inversión, sino los gastos de su mantenimiento, hasta que todos tengan claro que sirven para vivir y trabajar juntos.

Llegado ese momento, los aspirantes, ya aceptados como miembros, podrían levantar sus casas en el terreno y convertirse en copropietarios participantes sin costo alguno.

La forma de espiritualidad que los Anthakaranos cultivan es tratar de conseguir eso tan difícil de que mentes y sentimientos distintos puedan convivir en armonía, su excelente unión familiar hace sospechar que igualmente serán capaces de crear una buena familia comunitaria.

Ellos no tienen ninguna prisa, saben que llegarán los que tienen que llegar para compartir y realizar su sueño, saben que las buenas construcciones del amor, es el tiempo quien las prueba y las solidifica, también qusaben que la comunidad no es un territorio, sino una unión de afectos, y eso es lo que cultivan por toda parte donde van, y lo único que en verdad les interesa.

Manuel Castelin es el responsable de este reportaje, testigo y disfrutador privilegiado de la onda de cariño y sencilla unidad sobre la que navega la nave de los Anthakaranos, rumbo a lo más profundo de sí mismos.